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Programas / Qué hacemos

SELVAGIA, FERA DI DIANA SERVA

 


El bestiario medieval, espejo de una sociedad

   


(Intérpretes: 4 o 5 músicos)

 

La Selvagia, fera di Diana serva de Locus Desperatus toma su nombre de una ballata de Francesco Landini; es una propuesta de música medieval que nos adentra en el mundo fantástico de los bestiarios de la época.

Los bestiarios eran volúmenes ilustrados de época medieval que recogían descripciones de bestias y monstruos fantásticos con un trasfondo alegórico o moralizador. En la tradición medieval, las bestias reflejan las virtudes y defectos de la sociedad, siguiendo la antigua tradición de la fábula, o ejemplifican las maravillas del mundo creado por Dios. Así pues, el bestiario medieval nos permite acceder indirectamente a la imagen que se tenía del mundo que les rodeaba.

 

Frecuentemente presentamos este programa acompañado de textos de la misma dinámica, que pueden ser de época medieval, como el Libro de las Bestias de Ramon Llull y la Disputa del asno de Anselm Turmeda, o contemporáneos como Zoo, de Carles Fages de Climent. En todos ellos, los animales sirven de pretexto para poner de manifiesto las ambiciones y las miserias humanas.


 

DULCES RESONABAT SONUS

 


La música eclesiástica en la capilla real de Martín el Humano

   


(Intérpretes: 6 músicos)

 

Desde 1379, el aún primogénito Infante Juan contaba con una capilla de música propia por donde pasaron los mejores ministriles y chantres del momento, destinados a interpretar música –aparte de los cantos de misa– de motetes, rondós, baladas y virolais. Parece ser que los chantres, y en especial aquellos que se encontraban al servicio del Papa, eran los mejores compositores de música de aquella época medieval, car ells saben d’aço, e com sia fet.

El fraile Steve de Sort, xantre i bon sonador d’orguens e hom religiós e de bona condició, entra al servicio de Juan I de Aragón el 1395, procedente del entorno de Aviñón por recomendación de su embajador en la corte papal. El 1396, con la muerte del rey Juan, el chantre pasa al servicio del nuevo rey Martín el Humano, donde formará parte de la mejor plantilla de chantres que nunca había conocido el reino. Steve de Sort es autor del Credo de la famosa composición musical antigua Misa de Barcelona (Manuscrito M971 de la Biblioteca de Cataluña), una de las obras más notables de la polifonía religiosa medieval del siglo XIV.

En el proyecto Dulces resonabat sonus del ensemble de música medieval Locus Desperatus nos adentramos en el repertorio polifónico religioso que resonaba en el entorno de las antiguas capillas de los últimos monarcas de la dinastía real catalana: Pedro III, Juan I y Martín el Humano. El repertorio polifónico ordinario de la misa del siglo XIV e inicios del XV conservado en los territorios de la corona catalana se encuentra en 12 manuscritos. En general, se trata de obras a tres voces que tienen una estrecha relación con el estilo musical que se practicaba alrededor de la corte papal aviñonense. Podemos fechar esta influencia alrededor del año 1353, cuando cuatro chantres de Aviñón fueron a la corte catalana para entrar al servicio de sus capillas. Con el impulso de Juan I, el nuevo estilo musical se empieza a practicar en las iglesias y monasterios de la corona, no sin cierta resistencia, tal como lo demuestran las reticencias expresadas por Francesc Eiximenis en su obra Primer del Crestià.


 

ARMEZ, AMORS, DAMEZ, CHEVALIERE

 


Música y poder en la Edad Media

   


(Intérpretes: 4 músicos)

 

Armes, amors, damez, chevalerie es un verso de la balada En Seumeillant, del chantre Trebor, donde se nos presenta a un rey de Aragón generoso y paladín de los ideales caballerescos, dispuesto a invadir Cerdeña. Esta descripción concuerda a la perfección con Juan I, el amante de la gentileza, a quien algunos acusaban de dilapidar las arcas públicas para satisfacer sus caprichos: la caza y la música. Esta es una de las piezas que aparecen en el códex Chantilly dedicadas al monarca catalán y a los miembros de su entorno.

Aunque sabemos pocas cosas de su vida, Trebor fue autor de una de las producciones poético-musicales más significativas del códex Chantilly, máximo exponente de la Ars Subtilior. Lo que sí sabemos es que el 24 de junio de 1408 fue inscrito como chantre en la capilla del rey Martín I de Aragón, bajo los nombres de Johan Trebol, Treboll o Triboll.

Aunque no tenemos constancia documental del servicio de Trebor en la capilla de Juan I, no hay ninguna duda de la relación entre el compositor y el rey Juan. El antiguo códex Chantilly atribuye al chantre seis baladas a tres voces, algunas de las cuales están dedicadas al monarca catalán y a su esposa Violante. Otros autores del manuscrito también dedican sus obras a los reyes catalanes medievales. No en vano, la casa catalana fue uno de los tres referentes por lo que respecta al nacimiento y desarrollo del Ars Subtilior.

La consorte real tenía una auténtica inquietud por los libros, intereses culturales muy amplios (la Historia, los clásicos, la ciencia, la música, la literatura...), y una especial predilección por todo aquello francés, sobretodo por la obra de Guillaume de Machaut, máximo representante del Ars Nova. Machaut es también uno de los autores todavía representados en el manuscrito de Chantilly.

Mecenas de músicos (el mismo rey era compositor aficionado), por la corte de Juan I desfilaron los ministriles y chantres más brillantes de la época, algunos de los cuales continuaron al servicio de Martín I y de Martín El Joven en Sicilia.

El Ars Nova, y después el Ars Subtilior, eclipsaron la antigua tradición trovadoresca, y las nuevas formas musicales –sobretodo, baladas y rondeles– fueron las más usadas por los compositores de los siglos XIV y XV en Francia y también en la Corona de Aragón. En este proyecto, el ensemble Locus Desperatus se propone un viaje a la corte de Juan I de Aragón para disfrutar de las músicas que resonaban en sus palacios, desde obras religiosas hasta las refinadas piezas del Ars Subtilior.


 

LOINDAN'AMOR

 


Una historia de amor y desamor en el siglo XIV

   


(intérpretes: 4 músicos, bailarina, rapsoda)

 

Los senhals son un elemento de contextualización de los textos literarios de la Edad Media, términos que ocultan, en los versos poéticos, el nombre de la persona a quien se dedicaron. Con tal de no descubrir el nombre de su amada, el trovador designa la dama con un senhal (pseudónimo), que suele figurar al final del poema. Esta costumbre, nacida de la poesía trovadoresca, se extendió también a la producción medieval italiana. A veces ayuda a arrojar luz sobre aspectos importantes de la vida musical de la época, como los mecenazgos y el entorno de los compositores.

En un primer momento, en el entorno de la corte de los Scaligeri, gobernantes del señorío de Verona del 1260 al 1387, los compositores Jacopo da Bologna, Giovanni da Cascia y Magister Piero, tres de los principales compositores de la primera generación del Trecento italiano, crearon unas cuantas obras que contienen el senhal “Anna” en sus letras, lo que nos hace pensar que estaban dedicadas a alguna dama de la corte. En el caso que nos ocupa, el senhal “Anna” aparece solo o integrado en otras palabras, como “Annamorar” (Apres’ un fiume), “Annascere” (All’onbra d’un perlaro) o “Annamorata” (Donna già fu leggiarda).

Ya en la etapa florentina, en algunas obras de Francesco Landini o de otros compositores más jóvenes, como Paolo Tenorista y Andrea dei Servi, entre otros, aparecen nuevos senhals como “Alessandra”, “Cosa” (Niccolosa), “Lena” (Magdalena), “Osra” o “Petra”. Alguno de los versos donde aparecen estos senhals reciben un particular énfasis sonoro, lo que llamó la atención de los estudiosos, permitiéndoles llegar a la conclusión de que aquel término era, en realidad, un senhal. No siempre, pero sí en algunos casos, se ha llegado a identificar la dama a la que iba dedicada la composición.

En Loindan'Amor, Locus Desperatus propone una representación auditiva y visual de las composiciones líricas del Trecento italiano que contienen senhals. Un espectáculo interdisciplinar e intertemporal, donde se fusiona la reconstrucción de la música medieval con textos amorosos de Carles Fages de Climent y la danza contemporánea. La bailarina nos describe, con sus coreografías actuales, la expresión profunda de los sentimientos que describen las letras y músicas creadas por los autores italianos, interpretadas siguiendo criterios históricos.

Música del siglo XVI, textos del siglo XX y danza del siglo XXI al servicio del tema por excelencia: el amor y el desamor.